En la fila
Me formo y observo a la gente: Cómo hablan, de qué hablan, cómo huelen, qué observan, si también me observan. En una fila están el ama de casa cuyos hijos can al Cumbres, la familia que no fue a trabajar para hacer el trámite, el que se fué de espalda mojada, viene de algún estado y huele a que no se ha bañado en dos semanas, la "niña bien" que nunca pierde la sonrisa a pesar de la espera, el niño que no deja de moverse, la señora de ochenta años que no puede estar parada mucho tiempo, el señor prepotente, el judío, el que no sabe leer y la que se perdió el desfile de modas... y yo. Y todos somos diferentes, pero en este momento somos tan iguales. Y a todos les molesta la burocracia y todos quisieran trámites eficientes, un mejor trato, que no hubiera corrupción, ni preferencias y no estar perdiendo el tiempo de esta manera. Pero casi nadie levanta la voz y quien lo hace, lo hace molesto y comparando despectivamente a México con un país comunista o con una granja de reces y vociferando que nunca saldremos del tercer mundo. Y las comparaciones y las palabras hieren cuando a pesar de todo y a pesar de querer enaltecer todo lo bueno de este hermoso país, se sabe que es verdad, que aún hay mucho qué hacer, que México requiere de gente que desee que todos salgamos adelante juntos y que por un momento olvide su propio beneficio, de gente que en verdad crea que solo es pasajero y que nos espera algo mucho, mucho mejor, de gente que disfrute su trabajo, gente comprometida, con ideas, con propuestas, que levante la voz, que sepa que no tenemos lo que merecemos, porque merecemos mucho, mucho más.
Yo amo a mi país, creo que tenemos gente capaz y valiente y luchona, con grandes capacidades, gran inventiva y gran corazón. Me parece que a los mexicanos nos falta creer que merecemos las cosas, dejar a un lado los complejos y olvidarnos de las grandes diferencias sociales, culturales y económicas que nos dividen y vernos a nosotros mismos como un solo país.
Etiquetas: levantar la voz, México
4 Pensamientos:
Desde que regresé a México me he dado cuenta de lo mucho que amo a mi país, a pesar de las cosas negativas que pueda tener. Y es que tengo la esperanza de que llegará el día en que las voces de aquellos que desean quitar las diferencias que nos separan (gente como tú, como yo, y como muchos de nuestros amigos) serán lo suficientemente fuertes para hacer la diferencia. Por lo pronto, lo único que podemos hacer es no quedarnos callados y principalmente, enseñar con el ejemplo.
Es como cuando le dices a un niño todos los dias que es tonto, se vuelve tonto, eso es lo que pasa a los mexicanos.
Todos estamos en esa fila. Alguna vez en el metro leí el fragmento de un poema que una extranjera escribió - que nunca he vuelto a encontrar por más que busco -, que decía que el polvo de México atrapa y envuelve al corazón, de tal manera que quien ha estado aquí no puede huírle, queda enamorado para siempre. Por eso, vamos a estar siempre en esta fila, o añorando regresar a ella cuando estemos fuera a pesar de los a pesares.
Por eso es hora de empezar como tú, a pelear y no renunciar al sueño de un México puesto donde tiene que estar. Quién nos dice si en una de esas, como muchas mañanas en que no podemos distinguir la realidad del sueño, despertamos en el país que estuvimos añorando.
Estoy de acuerdo con Layón, es tiempo de empezar a dejarle a los niños que vienen atrás de nosotros una herencia de orgullo y lucha. Porque desde esta fila, tenemos mucha riqueza de dónde cortar para decir que México es el país más hermoso del mundo, digan lo que digan.
Bizcochito: Definitivo, NO quedarnos callados, ni ser pasivos, ni tibios, es lo menos que necesita México. ¡Bienvenida a NUESTRO país!
Láaaaaayon: Estamos todos de acuerdo, hay que hacerle ver al mexicano lo maravilloso que es.
Jesús: ¡Felicidades por la publicación! (fanfarrias) Yo creo que vamos a hacer de tu tesis una lectura obligatoria. Avisa cuando llegue a la biblio de la escuela. De poquito en poquito aunque parezca que no se avanza.
¡Gracias a todos por visitar!
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