Visitando a los abuelos
Ya tenía tiempo que quería visitar a mis abuelos. La última vez fue hace nueve años. Este fin de semana me levanté temprano y fuí. Fue difícil encontrarlos, mis recuerdos eran vagos: sigues derecho y del lado derecho. ¿A qué altura? ¿Qué había alrededor? Requerí de ayuda.¡Los encontré! Ahí estaban los dos: mi abuela sobre mi abuelo. Ella convertida en polvo en una pequeña caja, él en un espacio más grande, seguramente aún en huesos.Las letras, que alguna vez reflejaban sólo un nombre, estaban ya borrosas; y mientras yo removía la placa y sacaba la tierra para encontrar el florero que ahora sólo florecía de pasto por falta de visitas, un niño repintaba los nombres y fechas con pintura de aceite, como cada domingo lo hace, ofreciendo sus servicios a los dueños de los nombres y siendo pagado por las visitas.Cuántas buenas acciones durante tantos años, cuántas amistades, cuánto dinero acumulado, cuántos hijos... y el florero está vacío en el lugar de reposo de la élite de ese pequeño universo.Las flores púrpuras, la rosa y el rehilete los saludaron y después de hablar con ellos brevemente, de pedirles que me iluminaran con su sabiduría y de un par de ojos acuosos y un corazón lleno de reproches y tristezas, nos despedimos. No para siempre.Etiquetas: conmovedor, crónicas, flores, Mano Superior, miedos, miradas, muerte, trascendencia, tristeza
El Ranking topt top top de los más odiados
Me es mucho más sencillo identificar lo que no me gusta que lo que sí. Además, mi estado de ánimo identifica fácilmente en este momento lo que detesto. Y no, esta lista no está encabezada por George W. Bush, porque no es una lista de los más odiados a nivel mundial, es una lista de lo que yo más odio. Aquí está:
1. Levantarme temprano. Lo odiooooooooo, con todas mis fuerzas. Gracias a Dios ya no tengo que levantarme tan temprano como cuando iba a la escuela, pero el gran problema es que soy medio búho. No esperen que me levante animosa por las mañanas, odio la luz del foco deslumbrando mis ojitos y mi despertador puede sonar unas 6 veces cada 5 minutos hasta que me es posible levantarme. Nada como despertar porque ya has dormido suficiente y cuando ya hay luz.
2. Bañarme. Es un suplicio. Odio bañarme en las mañanas porque podría dormir más tiempo (¡ven, todo es consistente!) y odio bañarme en las noches porque me da frío al entrar y al salir, y porque tengo que secarme el cabello: lo detesto mojado cuando tengo frío y si me duermo con él mojado, me enfermo.
3. El tráfico + lluvia + manifestaciones. De mi casa al trabajo son 10 a 15 minutos sin tráfico, con tráfico puedo hacer una hora, con lluvia hora y media. Hoy un camionero se metió en sentido contrario para evadir el tráfico y después se clavó enfrente de mí para incorporarse al flujo que le correspondía porque ya venían coches en el otro sentido. Me emparejé, bajé mi ventana y le pregunté educadamente que por qué no se formaba como todos, le dije que traía pasaje y que tenía que ser responsable y educado. Se me quedó viendo, me pintó cremas, arrancó y se me metió abruptamente. No me quédó mas que tragarme el coraje, porque hablé a Locatel y me dijeron que las placas que había tomado eran erróneas (son 7, no 6 dígitos). Cada día hay una nueva historia, el viernes en el entronque de Zaragoza con la carretera a Puebla estuve parada una hora porque "alguien" tenía bloqueada la carretera en ambos sentidos. Y bueno, la lluvia hace que de Santa Fé a la Del Valle se haga hora y media cuando normalmente se hace media. No es posible. Estoy harta.
4. La Gripa. Odio sentirme atontada, tener escalofríos y calor a la vez, mocosidad, cuerpo cortado y en esta última ocasión oídos tapados con dolor.
Hasta ahora, eso es lo que más odio... pero tal vez pronto aumente esta lista.
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Actualización (15 Octubre 2007):
Muchachos, chequen estos posts del top top top de mis amigas: Nila y Pop . Etiquetas: crónicas, desesperación, tristeza, Yo
