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lunes, noviembre 21, 2005

Samas Juárez

"El fin final es la felicidad, lo intermedio es lo que ayuda a llegar al fin final"
Aristóteles
"Vuestra felicidad es no necesitar felicidad"
Séneca, De la Providencia

Cuando nació, Samas Juárez tenía otro nombre que ya no recuerda. En algún momento lo cambió por el de Samas, y es que lo reflejaba perfectamente... Pero conservó su apellido.
Samas Juárez e Istar Rodríguez eran muy amigos. De niños jugaban juntos, pero con el tiempo sus caminos se separaron pues Samas Juárez se sentía ajeno a la visión de Istar Rodríguez... hasta sentía cierta reprobación a sus acciones y pensares. Istar Rodríguez gustaba de satisfacerse sin reflexionar mucho y Samas Juárez, por el contrario, era reflexico, gustaba de las artes y además estudiaba leyes.
Con el tiempo se volvió cada vez más inflexible a ideas ajenas a las suyas y se fue alejando de todo aquel que no convidara su visión. Se fue quedando solo...
Samas Juárez se pasaba horas enteras encerrado en sus habitaciones absorto en sus lecturas y en sus estudios, pensando la forma de cambiar el mundo y hacer que el sol iluminara a todos por igual al amanecer... porque eso era lo justo.
Samas Juárez empezó a notar en sus ratos de soledad reflexiva la contradicción de su ser: ¿De qué forma quería hacer que el sol iluminara a todos si el sol no iluminaba su interior? ¿Cómo quería hermanar a todos los hombres si no podía hacerlos sus propios hermanos? ¿Cómo lograría justicia si no lograba tolerar las diferencias? ¿Cómo lograría esa igualdad en la diversidad? ¿Cómo haría para balancear la justicia ajena si no lograba un balance propio? ¿Cómo confortaría a su corazón solitario? Samas Juárez tendría que encontrar su luz interior, brillar y además iluminar a sus hermanos...
Fue un largo proceso: Samas Juárez comenzó por buscar a Isrtar Juárez, quien olvidando viejos desplantes lo invitó a unirse a sus celebraciones y entre charla y risas el corazón de Samas empezó a calentarse. Estaba logrando un equilibrio, pero le hacía falta algo... Empezó a ejercer su profesión y con ello a iluminar el corazón de sus ahora nuevos hermanos. Su propio corazón se iba hinchando y brillando cada vez con mayor intensidad.
Y un día la conoció: Sin Márquez lo miró una noche de luna llena en una de las reuniones de Istar Rodríguez. Y desde entonces sus días estuvieron completos, porque tenía todo lo que necesitaba, se había completado el círculo.

"Puede llamarse feliz el que ni desea ni teme, gracias a la razón"
Séneca, De la Vida Bienaventurada

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martes, noviembre 08, 2005

Ojo de Venado

Gracias por estar ahí conmigo. Esto también es tuyo.

Techalotl, preciosa princesa azteca, sostenía un compromiso con Painal, distinguido guerrero tlaxcalteca. Ella se encontraba de pie, completamente vestida con el ajuar de novia que utilizaría para la próxima ceremonia. Hermosa, hermoso ajuar. En especial aquéllas pequeñas flores secas, aquéllos "ojos de venado".
Hermoso ajuar, triste novia. Su corazón no estaba con el de Painal. Ella no deseaba dar aquéllos pasos y su mente giraba y giraba para hallar la manera de evadirlos.
Painal había escuchado acerca de la belleza de Techalotl y deseaba que fuera suya, aún cuando nunca había conocido sus sublimes y más profundos pensamientos ni sentimientos. Incluso sin conocer su fisonomía. Debía ser suya y pronto lo conseguiría.
Techalotl miraba el valle a través de la ventana de adobe en su habitación cuando una aparición la sobresaltó: Un brazo rojo y fuerte con tatuajes negros se asomaba. Era Painal que en un instante ya había bloquedo toda posibilidad de escape, pues poco a poco su cabeza se iba asomando. Painal fijó su mirada en la de Techalotl e inmediatamente en los "ojos de venado". Techalotl dió media vuelta y corrió en dirección opuesta hacia la habitación continua donde se encontró con su dama... necesitaba hacer algo pronto.
Juntas idearon un plan y de un momento a otro ya había dos hermosas y asustadas novias. Existía un problema: Los "ojos de venado" debían estar secos, y los de Techalotl habían sido preparados con meses de anticipación. No existía posibilidad de conseguir otros: Estarían vivos, frescos... Sería la única diferencia.
Painal entró estrepitosamente en la habitación donde se encontraban ambas novias en compañía de un gran séquito. Las respiraciones se contuvieron por unos instantes y las miradas fueron desviadas para no hacer notar la Vida en aquélla habitación. Era necesario que los "ojos de venado" estuvieran secos...

2 Julio 2005

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domingo, noviembre 06, 2005

Huídas

Existen distintas maneras de huir.

El mundo tiene diferentes composiciones: Cuando los colores son suaves, pastel, sin grandes contrastes, con líneas onduladas que tienen un ritmo como de olas que te llevan de un lado a otro, entonces los deseos de pertenecer a él son enormes. Si eres sólo un espectador ansías poder encajar en aquel cuadro, en aquéllas texturas, en aquélla composición. Si estás dentro lo mejor sería darte cuenta que lo estás. Eso es lo difícil...

Cuando la composición de éste mundo es en extremo cálida, o en extremo fría, o pareciera que cada vez que das vuelta a la esquina lo único que existen son ángulos y un gran caos y desesperación, entonces quisieras pertenecer al mundo de líneas suaves... y huír.

Podrías empezar huyendo con la mente. Creando esa composición armónica para ti. Para que el suelo que pises no sea tan áspero y los colores que te rodean no sean tan grises... quebrados. El siguiente nivel sería huír físicamente: Mudarte, cambiar de suelo, de líneas, de colores... con la esperanza de llegar a una mejor composición, una que se adapte de mejor forma a ti. Ir acercándote cada vez más a ese, tu mundo ideal.


En ocasiones se toman decisiones erróneas que lejos de llevarte a la composición de colores y líneas suaves, te llevan a mundos, cuadros de peores composiciones, composiciones que ni siquiera podrían llamarse composiciones, porque no están planeadas, ni pensadas... como las decisiones. ¿Y qué pasa si poco a poco te vas hundiendo más y más en las líneas quebradas? ¿Qué pasa si no encuentras el camino rumbo a las suaves líneas? ¿Qué haces? ¿Huyes más?

Pensando en que el hombre busca siempre su bienestar y tiende a la felicidad, se podría pensar que buscarás encontrar el camino a la mejor composición. Pero ¿Y si la única solución es seguir huyendo? Huyendo con la mente, huyendo físicamente, huyendo de las responsabilidades y de las cargas, huyendo quizá para encontrarte más sólo que antes de la huída. Yo también quisiera huir de la carga que me trae tu huída. Pero sería un círculo que nos llevaría cada vez a una nueva huída.

Quisiera trazarte el camino a esa nueva, brillante, luminosa, suave composición. En verdad quisiera hacerlo. Perdóname, pero primero tengo que ir a la mía. Primero tengo que trazar líneas suaves en la mía.

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